La obsesión por Smartphone provoca dolencias cada vez más usuales para los médicos
El mal de la vida social moderno "whatsappitis" |
Hoy en día es imposible caminar por la calle sin ver como
alguien escribe un «WhatsApp» en su Smartphone. Los móviles inteligentes
forman parte de nuestra vida, al igual que la mensajería instantánea
gratuita. Sin embargo, y como sucede con todo en la vida, su uso
excesivo puede provocar todo tipo de dolencias cada vez más corrientes para los médicos.
¿Su móvil le genera ansiedad?, ¿sufre dolores punzantes en
la mano tras pasar varias horas respondiendo a sus contactos?, ¿prefiere
conversar con alguien a través del teléfono que prestar atención a
quién se encuentra frente a usted?, ¿siente la vibración del móvil
aunque no haya ninguna notificación en él?. Si alguna de sus respuestas
es afirmativa, padece usted un caso de «WhatsAppitis». Si contestó a todas con un «sí», quizás debería soltar el teléfono en este momento.
Tendinitis
Una de las dolencias más comunes que puede provocar la adicción al móvil es la tendinitis –una
inflamación de algún tendón provocada por el esfuerzo constante de una
parte del cuerpo-. Concretamente, esta se podría manifestar tras enviar
reiteradamente mensajes de texto a través del teléfono debido a la
tensión de los dedos pulgares, según corrobora un estudio realizado por
Microsoft en 2007 asociado al uso de los Smartphones y la informática
móvil en general.
Según el informe, el uso reiterado del teléfono para enviar
mensajes puede provocar una tensión diez veces mayor en nuestro pulgar
que la que causa un teclado normal. Además, puede generar fuertes dolores en la mano, inflamación de los tendones y, por supuesto, calambres.
Su prevención es sencilla: ¡Apartarse del móvil unos minutos! No
obstante, y como esto es difícil para muchos usuarios de los
Smartphones, también se puede evitar escribiendo de forma lenta,
tecleando con las dos manos o manteniendo una postura cómoda y un apoyo
adecuado mientras se usa el dispositivo.
Nomofobia
«Nomofobia» es el término clínico que define a una persona que siente pavor ante la idea de salir de casa sin el teléfono móvil.
Entre otras dolencias, provoca aumento de estrés y desánimo en los
usuarios, los cuales no pueden evitar estar constantemente conectados a
Internet y, por lo tanto, al «WhatsApp», según informó un estudio de la
Universidad de Kent State de Ohio.
A su vez, aquel que sufre de «Nomofobia» siente un miedo
irracional a sentirse excluido por no poder estar constantemente
pendiente del móvil. Finalmente, también se ha demostrado que esta
dolencia puede disminuir el rendimiento escolar.
Phubbing
¿Ha estado alguna vez en una cena en la que nadie hablaba y
todos mandaban mensajes de forma enfermiza a través de su Smartphone?
Si ha sido uno de ellos puede que padezca de «Phubbing», una costumbre que consiste en no hacer caso a las personas que te rodean y centrar toda tu atención en el teléfono móvil.
El «Phubbing» (de “phone” –teléfono- y “snubbing” –desprecio-, es una
práctica que ha sido realizada ocasionalmente por el 66,8% de los
españoles y de forma perpétua por el 13% , según destaca el Estudio de
Tuenti Móvil.
Vibranxiety
Repentinamente, el móvil vibra o suena, pero, al cogerlo,
no hay notificaciones nuevas. Nadie ha enviado un «WhatsApp» y no hay
mensajes ni llamadas perdidas. ¿Qué ha ocurrido? No se preocupe, su
Smartphone no está poseído, puede que usted padezca de «vibranxiety» -también conocida como «ringxiety» o «fauxcellarm»-, una nueva dolencia que provoca que el usuario crea que su Smartphone le ha informado de una alerta que no se ha producido.
Según varios expertos, el «vibranxiety» se genera debido a
que hay partes del cuerpo que han tenido que aprender a actuar ante los
impulsos generados por el teléfono móvil y, ahora, reaccionan ante
estímulos similares que antes pasaban desapercibidos.
Es decir, se pone más atención, por ejemplo, a las
vibraciones que se puedan generar en el bolsillo en el que lleves el
Smartphone, y cualquier movimiento en esa zona puede hacerte pensar que
estás recibiendo un «WhatsApp». Es, en definitiva, como si el móvil
fuera una extensión del propio cuerpo.